Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes...Y sin embargo era apenas el principio.Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio, los esproemios del merpaso en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé!, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
lunes, enero 16, 2006
“...sueña y si lo has merecido, sueña mi felicidad...”
Siento algo que no describiría como agradable, es una sensación parecida a la indiferencia, pero con aires de olvido... no voy a intentar ponerle nombre, porque alguien sabiamente me ha sugerido no hacerlo, para qué, las etiquetas no son las importantes, sino el contenido; y en este momento te puedo asegurar que es más desolador lo que siento por ti, que lo que puedo llegar a decir.
Quisiera entender, aunque de nada sirve. Puesto que nunca contaré con esa frialdad con la que hablas, porque siempre y a pesar de todo voy a sentir más de lo que pienso, como tú bien lo dices, porque sueño contigo y despierto con una intranquilidad tan grande... Es increíble... pero a estas alturas, puedo creer y suponerlo todo, algo tienes que ver en ello.
No ayudan los recados cobardes que llegan de la otra parte de la ciudad. Nada de eso tiene sentido ya. Sé que ha de doler, lo sé, pero yo no inicie este combate, esta guerra de fuerzas donde el amor quedó inválido, sabes rotundamente que mi fuerza ahora no compensa mi fragilidad, no sigas, porque no me vencerás, ésta guerra no es lo mejor, porque caen al piso heridos todos los terceros que hablan por ti, todas las bocas que lo hacen por ti, donde escondes todo, no es cuestión de armas, sino de amor, es por ello que en ella perderás, porque desde el inicio te quedaste sin nosotros, nunca más.
Ni una corta mirada. Mucho menos en tus brazos el cuerpo de la miel que crece grandiosamente día a día, nunca, de verdad, y éstas son las únicas palabras que puedo pronunciar. Tú decidiste antes, ahora sigo yo, la reina en el tablero es la que al final dará la estocada mortal, yo, Jaque Mate caballero.
(“- Eso, no es un bebé...!
- Ay señora... quizá no sea un Bebé, pero es un corazón galopante que late mucho más fuerte que el de usted!...” )
Con toda la musedad de ser Euterpe.
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PUDRETE. En dode sea que te encuentres, púdrete. No lo pienso todos los días, pero ten por seguro que todostodos los días lo siento, ya...
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Es completamente increíble. Que todavía no creas que me rompiste el corazón en pedazos, todos los trozos cayendo en la suciedad de una alfom...
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