martes, abril 25, 2006

No lo entiendes hasta que lo tocas...

Un movimiento pequeño, casi minúsculo, no lo entiendes hasta que lo tocas, una rodilla, un brazo, un pequeño pie de cinco centímetros que patea con la fuerza de un titán atrapado en un cristal. Una manita se abre y cierra como florecita en primavera. Un par de ojos que navegan como perlas bajo el mar de mis deseos. Un día... dos, tres... Transcurren los segundos en un reloj de tiempo indefinido. El latido mismo cabalgando al unísono de una respiración prematura, pequeña, hecha de puros suspiros que fraguan deseos futuros, Tú mi niña, tú... Con toda la musedad de ser Euterpe.

VIAJE A LA CAVERNA 2