lunes, enero 16, 2006

“...Del día que fui, del que soy...”

Hay veces que los sentimientos me acorralan en una esquina, me ponen contra la pared, me tiran, o me arrastran hasta el espejo... En esas veces, no hay párpados suficientes que cubran las pupilas dilatadas del pensamiento real que tortura al alma que se acurruca en el fondo del pecho, temerosa, tapada con la sábana de una desesperación pobremente articulada. Hoy es una noche de esas. Una que desgarra el cielo templado de estrellas, una con balas de cristal que penetran los deseos más suaves, los más frágiles que, etéreos viajantes en el aire caen, heridos de muerte, sangran, supuran pequeñas sílabas de un conjuro que no logro descifrar, me quedo entonces sin ojos, sin oídos, sin tacto. Muero un instante gigante, uno interminable. Muero y renazco de la convulsión de mi vientre, que grita: - No te mueras mami, estoy aquí! – Con toda la musedad de ser Euterpe.

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VIAJE A LA CAVERNA 2