sábado, febrero 04, 2006

Sólo para ti.

Es completamente increíble. Que todavía no creas que me rompiste el corazón en pedazos, todos los trozos cayendo en la suciedad de una alfombra mancillada por tus pasos. Lo sé. Y no significa que no duelas, me dueles en el alma, que está gestando nueva piel, que se prepara con una nueva, una antibalas, anti estocadas de traición... Aquí... aquí me dueles... Pero me duele más porque me doy cuenta que el error fue amarte tanto, cuidarte, quererte, protegerte, enseñarte, robarte, creerte, colorearte, leerte y sobre todo, regalarme completa, sin moños, sin envoltura, sin tarjetas ni máscaras! Desde el primer día Lola! Desde la primera vez que mis ojos se posaron sobre los tuyos y los tuyos extendieron unos brazos a este animal herido que conociste en aquel año, con sangre y lágrimas secas en la piel. Te acuerdas? Claro que lo haces, yo todavía no lo puedo olvidar... Te amé inmediatamente. Lo hice. Como jamás volverás a conocer, a sentir, a querer. Esa es la única certeza que me queda, de toda esta farsa funcional que me construyeron: Yo te quise con toda la verdad de mi amor, con toda la fuerza, con todo el afán y torpeza de amar. Yo lo hice, sin ataduras, sin freno, sin cordura, a pesar de todo y de todos. Te obsequié un mundo que yo misma te hice por muchas noches en vela. Te di tinta, letras, besos, poesía. Te di todo lo que tenía. Me vacíe tantas veces como me llenaste. Te llené tantas te vaciaste. Yo no pretendía transgredir al terreno físico, al material, no me interesa, nunca me interesó. Yo tenía en la suavidad de la imaginación tu vida y la mía, los libros que no llegaremos a escribir, los sussurros nocturnos que no volveremos a decir... yo lo tenía todo, pero tú no... tú no supiste desmenuzar mi tiempo, se te acabó la magia, la fuerza, la vida, el encanto. Y lo peor, es que tanto amor no se puede apagar con un extinguidor, sólo puedo dejar morir lentamente este pedacito de corazón que se me está secando desde hace tiempo... como una planta enferma, como un animal moribundo... tu lugar en mi corazón pronto desaparecerá y eso es inevitable como el hecho de decirme: - No fue nada... Nada. Seguro. Nada a medida de todo lo que viví junto a ti. Yo hoy vivo caminando guiada por un corazón que late por dos, a la dirección que este corazón marque, a donde le plasca, a donde le guste, a donde mejor le parezca... Ese pequeño corazón nunca te llegó a conocer y lo único que sabe de ti, es la cantidad de lágrimas que me has arrebatado, nada más... No conoce tu nombre, ni tu voz, ni tu tacto. Nunca lo hará. Eso. Eso es lo mejor de toda esta basura. Hasta nunca. Con toda la musedad de ser Euterpe.

1 comentario:

Julin dijo...

Me gusta tu carta por sincera!...cuantas veces he querido escribir una asi y no me sale la rabia...por tanto moquillo que traigo en la boca...o silencio...

VIAJE A LA CAVERNA 2