
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes...Y sin embargo era apenas el principio.Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio, los esproemios del merpaso en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé!, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
lunes, octubre 23, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
-
tus ojos, pequeñitos tus ojos que clarean como el sol, tan profundo, el seguimiento de tu mirada cuando me muevo, tan enorme el amor que sie...
-
caminamos sobre el mismo anden, por la misma orilla de un puerto intacto. Comes porque te alimento, me alimentasde tantas maneras. Somos un...
1 comentario:
sigue sin haber música, pero la ciudad presta ritmos: sigue sin haber conversaciones, pero el silencio también entretiene a la boca: sigue sin haber miradas, pero la ceguera es más realista: si sabes que no ves nada, lo ves todo: sigues sin estar, pero también la ausencia es presencia
Publicar un comentario